Lo último que escribí fue mi llegada a Kioto tras el campamento.
Estuve cuatro días en Kioto con mi suegra, preparándome para el próximo viaje.
En esos días aproveché para verme con Manuel en Kioto.
Manuel es uno de los voluntarios mejicanos que conocí en el campamento. Fuimos a dar un buen paseo y a charlar mucho sobre nuestras experiencias e impresiones sobre el país. Pasamos una tarde muy interesante, y nos despedimos en la estación central, quién sabe hasta cuando.
El viernes salía de Kioto con rumbo a Sendai. Es la ciudad más poblada de la región de Tohoku (al norte de Honshu, la isla principal de Japón).
Fui a Sendai, porque me habían invitado a comer en un restaurante genial.
Resulta que el chef de este restaurante, estudió y trabajó en España durante muchos años, y ha montado su propio restaurante con un concepto de fusión japonés-español bastante interesante.
En el verano de 2015, la ayudante de cocina del chef, que es repostera, vino a nuestro restaurante en Antequera para hacer unas "prácticas" de un fin de semana tras acabar un curso de cocina en una escuela en Madrid. La conocí gracias a una profesora de japonés de la escuela de idiomas de Madrid.
Ese fin de semana lo pasamos genial, enseñándole los postres más tradicionales del sur, y los ingredientes que usamos. Se volvió casi llorando (sin el casi) para Madrid y luego para Japón. Me dijo que cuando fuese a Japón tenía que ir a su restaurante, y así fue, un año y medio después.
Llegué a Sendai a las 18:00, había quedado en el restaurante a las 19:00 y hacía un frío de mil demonios. Había reservado una "habitación" en un hotel cápsula!
Es la primera vez que duermo en uno, de camino al hotel empezó a nevar con ganas, pero yo iba a tope con mis botas Chiruka, mi chaquetón Columbia y mis pantalones de pana, con la ruta en la cabeza tras mirar el mapa en casa, llegué al hotel tras una pequeña caminata.
Imagino que más o menos todos sabréis lo que es un hotel cápsula, pero por si alguno no lo ha escuchado en su vida, os hago una breve descripción.
Los "hoteles cápsula" son una alternativa económica principalmente pensada para los trabajadores de las grandes ciudades que pierden el último tren para volver a casa, y no quieren gastarse mucho dinero en un hotel normal. Un hotel cápsula se diferencia principalmente en que duermes en una "cápsula" que es un habitáculo (de unos dos metros de largo por uno de ancho aproximadamente, y lo mismo de alto) tal y como sale en estas fotos que os voy a poner a continuación, que son de la web del hotel donde dormí yo.
Dentro del habitáculo lo único que tienes es una lámpara y un enchufe, la almohada y la manta.
Punto.
Los lavabos son compartidos, pero las duchas no, afortunadamente.
Estas son las taquillas donde puedes guardar todas tus cosas, ya que en la cápsula no cabe nada.
Curiosamente los hoteles cápsula se están haciendo famosos entre los turistas (como yo) y no me extraña porque son una alternativa algo más barata y tienes lo justo y necesario en caso de ir solo.
A mí me costó 34 €, no es barato, pero lo alquilé demasiado tarde ya que no estaba seguro de cuáles serían mis planes. Aun así creedme que era barato comparado con los precios de la habitación individual de los hoteles normales para ese día en Sendai.
Nada más llegar me atendieron muy bien, había un turista chino que no se entendía con la recepcionista. Le eché una pequeña mano en japanglish, y se entendieron aparentemente.
Cuando fui para las taquillas, y me dispuse a soltar todas las cosas, coincidí con un tipo algo mayor que yo, que estaba guardando sus cosas en la taquilla, se me quedó mirando, y noté como claramente quería decirme algo.
Me giré y lo saludé cordialmente, entonces se animó a dejar salir las palabras.
-"De dónde eres?" me dijo en inglés.
- Soy de España, y tú?-"Soy de Tokio, wow! de España?? y qué estás haciendo en Sendai??" -ya se pasó al japonés-
-He venido a comer al restaurante de un amigo.
-"Vaya!! eres chef??"
-No exactamente..aunque si trabajo en un restaurante.
-"A mí me encanta España! cuando era pequeño fui varias veces a las Islas Canarias."
-Coño! a las Islas Canarias? y eso por qué? qué raro!
-"Porque a mi familia le encantan las Islas Canarias, tengo muchas ganas de volver y visitar el país entero."
-Pues yo no he estado nunca en las Islas Canarias, pero me gustaría mucho ir, la verdad. Y qué estás haciendo en Sendai?
-"Trabajo para una empresa en Tokio, y mi jefe me ha enviado a Sendai para hacer unos negocios."
-Genial, perdona pero me tengo que ir, encantado de conocerte.
-Igualmente, pásalo bien!
Me encantan estas conversaciones improvisadas, a veces me da lástima no poder seguir conociendo a las personas.
Me fui corriendo porque aunque el restaurante estaba a una manzana, no me fiaba mucho entre el mal tiempo, y que me entretengo con una mosca, por si llegaba tarde.
Llegué al restaurante a mi hora, y allí me recibió una amable camarera, que pegó un pequeño brinco al verme entrar por la puerta.
Buenas noches, está el señor Takahashi?
-"sí sí, pase por favor!" me dijo muy enérgica.
Entré por la puerta, y allí estaba Shiho, la repostera que me recibió con un fuerte abrazo y mucha alegría. Tras saludarnos, me dijeron que me sentara en la barra, que saldría el chef a saludarme en un momento. El restaurante era precioso, me quedé algo embobado mirando cada detalle del interior.
El chef salió al cabo de unos minutos a saludarme, era la primera vez que lo veía en persona.
Se alegró mucho de verme, y aparentemente tenía muchas ganas de hablar en español conmigo, ya que se volvió de España hace años y quería practicar su español a toda costa.
Tras presentarse, la camarera vino para preguntarme si quería maridar el menú con vino o con sake.
Le dije que con sake de la zona a ser posible. Y empezaron a salir los platos!
Me faltaron un par de fotos por hacer a dos platos que se me olvidaron porque mientras el chef me sacaba los platos, se paraba a charlar conmigo y a observar mis reacciones al probar el primer bocado. Bebí bastante vino y bastante sake, y también comí mucho..vamos, que me fui rodando de allí.
La verdad es que fue una gran experiencia, es la primera vez que como en un restaurante fusión japonés-español desde el punto de vista de un japonés. Os recomiendo que vayáis, sin ninguna duda.
Aquí dejo la web del restaurante, que aunque está en japonés, es muy visual.
El restaurante se llama Yukimura, cuelgo también un par de fotos de la web para que veáis el sitio por dentro.
Aquí fue donde comí yo, en la barra junto a un grupo de cuatro empresarios ricachones con un cebollón en lo alto que no veas. Uno de ellos se quejaba porque su hija estaba saliendo con un mindundi, y de vez en cuando me echaban una mirada de reojillo. No les culpo, verme a mí solo poniéndome fino mientras charlaba con el chef en japoñol debía de causar curiosidad.
Cerraron el restaurante y nos fuimos a dar todos un pequeño paseo, aunque el chef nos abandonó pronto. Lo pasé genial.
Allí me despedí de Shiho hasta la próxima, que quizá sea antes de lo esperado.
A la mañana siguiente, amaneció soleado, a pesar de haber hecho un tiempo horrible el día anterior, así que no perdí nada de tiempo y me fui directo a la estación para coger el tren hacia Matsushima.
Matsushima es un conjunto de islas pequeñajas repletas de pinos rojos japoneses (Pinus densiflora).
De hecho la palabra Matsushima (松島) está formada por dos caracteres, 松 matsu = pino, y 島 shima = isla.
Tardé poco más de media hora en llegar desde Sendai, y ya desde el tren poco antes de llegar se podían ver unos paisajes geniales. Disfruté a lo grande a pesar de ir solo. Personalmente me gusta más viajar acompañado que solo, para compartir las experiencias con alguien, aunque tampoco me importa viajar solo en absoluto. Eso sí, al ver aquellos paisajes que parecían de mentira, me sentí con ganas de enseñárselos a mucha gente.
No me sorprendió que Matsushima estuviera catalogada como uno de los 3 puntos de mayor interés paisajístico de Japón. Hizo un día fantástico, tuve una suerte del copón porque no había casi nadie, supongo que entre que era día laboral, y había hecho muy mal tiempo el día anterior, poca gente se aventuró a asomarse por allí. Aquí dejo algunas fotillos.
Volveré a Matsushima, y seguramente pronto.
Me cogí el tren de vuelta a las 14:00 para Sendai ya que a las 15:30 cogía el shinkansen (el AVE japonés) para volver a Tokio a encontrarme con mi shinita guapa.
Llegué a Tokio, y era sábado 17 de diciembre, justo un día antes de mi cumpleaños.
Quedé con Tsumugui en una de las salidas de la estación central de Tokio a las 17:00, y poco después de llegar al punto de encuentro, recibí un mensaje, se iba a retrasar casi una hora porque aún no había salido del trabajo. Me fui a hacer algo que me gusta mucho y es gratis, bichear por una librería que estaba dentro de la estación. Siempre que tengo la oportunidad miro la sección de "lenguas extranjeras", los libros de aprendizaje de idiomas en japonés, por si encuentro alguna cosa curiosa interesante.
El primer libro es una joyita que me compré por 4 euros de segunda mano!! el segundo libro simplemente me hizo gracia, Jose Mujica últimamente se está haciendo famosillo por Japón, lo he visto varias veces en la tele, y que este libro se venda en los convenience store es prueba de ello.
Tsumugui me llamó a cosa de las 18:30 para decirme que ya estaba llegando.
Finalmente nos encontramos tras buscarnos mutuamente, porque yo me equivoqué de salida, ya que soy un caraculo.
Me equivoqué de salida porque para ser honesto, los carteles eran algo confusos.
Nos fuimos andando para un hotel que había reservado Tsumugui por sorpresa.
Al llegar al hotel, me quedé flipando, estaba en pleno centro, y nuestra habitación estaba en la última planta, la número 39, con unas vistas, que jamás habría soñado.
Esta era la habitación, la leche
Y yo hice una pequeña modificación para dormir viendo el pedazo de skyline de Tokio nocturno.
Es la primera vez en mi vida que duermo viendo algo así, a tanta altura.
Y la primera vez que me levanto viendo esto, con un tímido Fuji que nos saludaba al amanecer.
Fue un regalo genial, cenamos en un sitio muy interesante, y además compró unos pastelillos riquísimos que nos zampamos antes de dormir mientras mirábamos embobados el paisaje nocturno. Cuando vi todo lo que había montado, comprendí por qué había llegado tarde a la cita ese día, y no era por culpa del trabajo, claro..la japonesa esta me tiene loco!
Incluso pidió al hotel cubiertos y platos, todo esto sin darme cuenta.
Al día siguiente fuimos a Tsukiji, aunque ya para almorzar, y estaba a reventar de gente, había gente haciendo colas para comer en todos sitios. Finalmente encontramos un sitio donde solo tuvimos que esperar 10 minutos y nos lanzamos.
Estaba bastante bueno, aunque nos dejamos unos 20 € cada uno!
Tras salir de Tsukiji me llevé a Tsumugui a comer a un restaurante donde había reservado unas semanas antes por sorpresa. Pero hubo un problema, ambos quisimos darnos una sorpresa, y la liamos bien gorda, tuvimos que comer a toda leche en el restaurante (pasando un apuro tremendo porque era un menú de 9 platos) para no perder el barco, que era la sorpresa de Tsumugui, un paseo en barco por la bahía de Tokio al atardecer.
Una experiencia chulísima que recomiendo hacer en pareja sin ninguna duda, además íbamos casi solos en la sala donde nos tocó, lo pasamos genial.
Nos fuimos para el hotel, (que esa noche era diferente, puesto que el de las vistas increíbles tuvo que costar un ojo de la cara) y de camino nos topamos con un mercado navideño al estilo alemán, en el que picoteamos un poquillo antes de ir a ver el partidazo de esa noche desde la tele del hotel.
La final del mundial de clubes, donde el Kashima (equipo ganador de la liga japonesa de este año) le echó unos cojonazos al Madrid, que Tsumugui y yo estábamos flipando en la habitación, y mi suegra flipando en casa mientras hablábamos por teléfono (mi suegra se motiva mucho viendo el fútbol).
A la mañana siguiente Tsumugui volvía al trabajo, y yo me reuní con algunas personas del campamento en Shinjuku para tomar un café y para entregarle mis "nengajo" (=tarjeta de felicitación de año nuevo, muy tradicional en Japón) a la organizadora del voluntariado de Iwate, que me dijo que se las haría llegar a mis niños, y así fue, puesto que más tarde algunos de mis niños me respondieron, cosa que me hizo tremenda ilusión.
Pasamos un buen rato, y tratamos de ayudar un poco a Manuel, el chico mejicano que os mencioné antes, puesto que acababa de perder el avión por un simple error. Cogió el autobús equivocado que lo llevó al aeropuerto de Haneda y su avión salía desde el aeropuerto de Narita, un putadón tremendo.
Además se había quedado sin dinero, así que lo invitamos a comer entre varios, y una compañera del voluntariado japonesa que vive en Tokio le dejó quedarse a dormir en su casa, así que al día siguiente pudo sacar otro billete y volver a México sin problemas, afortunadamente.
Una anécdota curiosa fue que Manuel me pidió que le cambiase un billete roto de mil yenes que tenía en la cartera puesto que el ya no tenía tiempo para ir al banco a cambiarlo para poder usarlo en Japón.
Accedí a cambiárselo, y cuando se lo conté a Tsumugui, me puso cara de circunstancia. Me dijo que se lo dijera a su madre. Al comentárselo a su madre me dijo que sería jodido, pues al parecer en Japón esto no es ninguna tontería, y en el banco me pedirían información sobre cómo ocurrió y si la historia no era muy convincente podía llegar a tener problemas (no sé qué tipo de problemas, la verdad) así que decidí no ir al banco por si acaso, aunque me quedé con la curiosidad de saber qué pasaría realmente, un misterio.
Ese día me encontré con Kochan, al que muchos ya conocéis aunque nunca haya hablado de él en este blog. Estuve con Kochan desde el lunes hasta el jueves por la tarde, y la verdad es que no paramos.
Fuimos un día a Kasukabe, donde Kochan nació y creció, y comimos en este restaurante italiano donde trabajó durante un par de años, que es un bufé libre de pizzas, no he vuelto a comer pizza desde ese día (21 de diciembre), para que os hagáis una idea de cómo nos pusimos.
Ésta es la entrada, y aquí tenéis a un nostálgico Kochan, que llevaba sin pisar su pueblo natal unos 4 años.
Le pedí a Kochan que me llevara a ver el colegio y el instituto donde se crió, y junto a su colegio había un pequeño "tanbo" (arrozal) sin recolectar, era la primera vez que cogía un grano de arroz directo de la planta, tiene narices!!
Sé que a alguno de vosotros se os ha encendido una lucecilla en la cabeza cuando habéis leído "Kasukabe" más arriba, y efectivamente, esta ciudad es la ciudad de "Shin-chan"
Fuimos a ver este "museo" que ni es museo ni es náh, tan solo tienen un par de estatuas como esta, y algunos artículos de precios astronómicos, pero bueno, había que ir a verlo, no!?
Paseando por Shinjuku vimos esta manifestación, en la que el líder, encima del autobús gritaba cosas tipo: "nos oponemos a....tal cosa!!" y todo el mundo gritaba "eeeee" (como el oé estilo español) con bajos ánimos sinceramente, parecían zombis.
Tras preguntarle a Kochan a qué se oponían o qué defendían, él tampoco entendía muy bien lo que gritaban, así que nos fuimos de allí entre risas porque no teníamos mucho tiempo para curiosear.
Dando un paseo con Kochan y Arturo cerca de Ueno vimos este cartel de una clínica especializada en problemas gastrointestinales. Creo que ya lo he dicho alguna vez, pero no deja de hacerme gracia que los japoneses usen dibujitos para todo tipo de situaciones. En el cartel podéis observar cosas como un chaval mirando sangre en el inodoro y diciendo "he sangrado!!" y luego pone "cáncer intestinal" toma ya! U otro chaval cagando y diciendo "me duele el culo!" y debajo pone: "almorranas".
También vimos este cartel en el parque de Ueno en el que se informaba de que estaba prohibido jugar al Pokemon GO mientras caminas, especialmente dirigido a personas adultas, pone abajo en rojo, así que imaginad las patochás que han podido ocurrir por allí...
Uno de los días hice yo la comida, nos pusimos bien finos
Tortilla papas, ensalada de aguacate y tomate, langostinos al pil-pil y un revuelto de calabacín y cebolla con orégano.
La última noche me invitaron a comer a un "yakiniku" que había cerca de casa, que es básicamente un bar con una parrilla en el centro donde tu te haces la carne a tu gusto, y nos pusimos las botas también.
Pero antes de verla, tenía una "cita" con una pareja de jubilados que viven en Yokohama precisamente. La familia Hachiya, que son una pareja la mar de agradable que querían conocerme puesto que estuvieron hace un año en Antequera, y al hablar con mi profesora de japonés y comentarles ella que yo estaba por Japón, nos pusimos en contacto y me invitaron a su casa a tomar un té.
Quedé con la señora Hachiya en la estación central de Yokohama, y resulta que además de ser un encanto, es estudiante de español, y por tanto estaba ansiosa de practicarlo conmigo, así que me llevó a su casa donde conocí a su marido, y me prepararon de comer, echamos un buen rato charlando sobre España y Japón, y se me fue el tiempo volando, tan rápido que casi llego tarde a mi cita con Tsumugui.
Un encanto de familia
Os recomiendo cuando vayáis por vuestra cuenta a Japón, que llevéis internet encima, no es 100% necesario, pero sinceramente, más de una vez os sacará de un apuro.
Yo reservé una tarjeta SIM por internet que me permitía conectarme durante 30 días, pero luego vi cosas como esta.
Una SIM igual que la que yo reservé, y más barata, la mía me costó 50 € los 30 días, y esta costaba 4500 yenes 30 días, osea, unos 39 € teniendo en cuenta que yo cambié a 115 yenes = 1 €
Esta foto por cierto la hice en la estación central de Sendai, al norte de Japón, pero si los hay aquí, los habrá en las principales estaciones y aeropuertos de Japón.
Tsumugui y yo fuimos al hotel, y luego salimos a cenar, ella había reservado mesa en un izakaya muy famoso de la zona al que fue una vez con los compañeros del trabajo.
No hice ninguna foto puesto que no llevé cámara ni móvil ni nada, pero comimos bastante bien, y eran platos muy típicos y curiosos (al menos para mí), con lo cual me gustó mucho.
Tras salir del izakaya y caernos una tromba de agua hasta el hotel de tres pares de narices, nos dormimos y a la mañana siguiente fuimos a dar un buen paseo por Yokohama.
Desde el puerto, el Fuji asomaba la cabecilla, hizo un tiempo genial, mucho sol, daba gusto dar un buen paseo.
Fuimos a almorzar al barrio chino de Yokohama, y nos pusimos moraos.
Aproveché para probar el licor de arroz chino, que en japonés y en chino se escribe igual: 紹興酒, pero se lee diferente "Shôkôshu" en japonés y "shaoxingjiu" en chino.
Personalmente no me hizo mucha gracia, pero reconozco que fue bastante interesante, tenía 10 años de crianza en vasija de barro, y claramente tenía un punto de semejanza con los vinos con crianza bajo velo de flor, con ese sabor tan característico que te dejan en el fondo de la boca tras largos procesos de fermentación y otros procesos de distintos microorganismos.
La verdad es que me encanta viajar y probar este tipo de cosas, porque luego busco información y me topo con cosas tan interesantes como que los chinos elaboraban bebidas alcohólicas fermentadas en el 7000 a.c. y la evidencia hasta la fecha más antigua de vino es en Armenia en el 6000 a.c.
Y yo pensaba que tenía una ligera idea del mundo de las bebidas fermentadas..
Tras terminar de comer, volvimos al hotel para coger las cosas y pirarnos a coger el tren que nos llevaría a Tokio y desde Tokio saldríamos hacia Kanazawa, donde pasaríamos la noche del viernes 23 y el sábado 24 para volvernos el domingo 25 a Tokio y seguir yo para Kioto en el último tren.
Llegamos a Kanazawa el viernes por la noche, y estaba lloviendo, pero nada más bajarnos del tren, ya nos quedamos asombrados con el propio edificio de la estación, que es bastante famoso.
Hay que verlo en persona.
Como hacía mal tiempo y era tarde, solo compramos algunas cosillas para cenar en la habitación del hotel y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente, exploramos la ciudad al máximo, Kanazawa es una ciudad que recomiendo visitar sin ninguna duda, es mucho más bonita de lo que me esperaba.
Primero hicimos una ruta de exploración hasta que nos entró hambre, y fuimos a comer al mercado de la ciudad, que es bastante famoso.
El pescado y el marisco es bastante famoso en Kanazawa, y se puede encontrar a un precio más razonable que en la zona del pacífico de Japón.
El pulpo en conserva
El bacalao en salazón curiosamente también se podía ver en muchos puestos, aunque leí que era más típico de Kioto.
Me encanta observar la variedad de colores y las distintas variedades de verduras que se comen en cada parte del mundo.
Mirad cuántas variedades de batata diferentes!!!
El "renkon" (=raíz de loto) creo que ya lo he mencionado, pero es muy utilizado en la cocina japonesa, a mí me resulta una textura muy curiosa, y para ser algo que no he comido en mi vida, en tempura me encanta, por ejemplo.
Por si no habíais visto nunca la raíz del wasabi, que es lo que se tritura para obtener esa crema tan picante, ahí lo tenéis.
Me encanta pasearme por los mercados, (también por los supermercados, pero los mercados son más románticos, ya sabéis) y observar todo. Está claro que en países como España o Japón, los mercados están quedando poco a poco para los turistas. Es un tema interesante a debatir, en muchas ciudades a nivel mundial ya se está tratando de evitar su pérdida mediante varios enfoques diferentes, algunos más acertados que otros.
Tras ese paseillo nos entró el hambre y decidimos ir a un restaurante que estaba en la primera planta del mismo mercado.
Podías ver como trabajaban desde la barra.
Una de las especialidades era el bol lleno de arroz con pescado encima, éste tipo de bol con arroz y comida encima en Japón se denomina "donburi" y dependiendo de la comida se le puede llamar "gyuudon", cuando lleva encima carne de ternera, o el "katsudon" que consiste en cerdo empanado sobre el arroz, etc..
De acompañamiento nos pedimos una deliciosa sopa de udon, que tenía un sabor muy sutil pero muy agradable.
Creo que ya he comentado que me he aficionado bastante al "sake" en este viaje, (que por cierto en japonés se dice "nihonshuu", la palabra "sake" la usan más bien para referirse al alcohol en general) y por supuesto, en Kanazawa tuve que probar el sake de la zona, que también me gustó bastante. Me encanta el detalle ese de que te llenen la copa hasta que rebose y llene el recipiente de debajo de la copa.
Yo me pedí un bol de arroz con atún que también estaba bastante bueno.
Mi cara lo dice todo
Tras ponernos las botas, fuimos a patearnos Kanazawa, empezando por el casco antiguo, que es bastante bonito.
Antes del anochecer fuimos a un templo para el que había que reservar entrada con visita guiada.
El templo se llamaba "Myouryuji" aunque comúnmente lo llamaban "templo ninja".
Fue una visita realmente interesante, un templo del siglo XVII que estaba lleno de pasadizos secretos y de habitaciones con muchas sorpresas.
Os lo recomiendo, aunque creo que la visita solo la hacen en japonés, eso sí, creo que las cosas más importantes las entiende cualquiera con sólo verlas, aunque si entendéis el idioma disfrutaréis mucho más, evidentemente.
Tras salir del templo disfrutamos de un paseo nocturno por la ciudad mientras hacíamos hambre.
En Japón, la noche del 24 de diciembre se suele pasar en pareja, y la nochevieja está mas bien destinada a pasarla en familia. Rápidamente decidimos que cenaríamos en un restaurante español, que Tsumugui tenía ganas, y tras echar un ojo por internet a las diferentes opciones que teníamos, acabamos yendo a un sitio llamado "Blanco"
Cenamos muy bien, cuando estábamos con el postre, un camarero se nos acercó para preguntar si yo era español. Al hablar un poco con él, nos pidió si podía hablar con el cocinero, que al parecer había estudiado en España un tiempo y le hacía ilusión hablar conmigo. Ante tal petición irrechazable aunque yo me había bebido una botella de cava prácticamente solo, bajamos al terminar la cena y el cocinero salió a saludarnos.
Un chaval de unos 30 y pocos años que era amante de la cocina española y hablaba un poco de español. Resulta que pronto va a montar otro restaurante en Kanazawa, le hablé de Antequera y nos cambiamos unas tarjetas. Le hizo mucha ilusión y le deseé suerte en sus proyectos. Salimos de allí con buen sabor de boca, y con una pequeña cogorza también.
Al día siguiente dimos un bonito paseo pasando por el mercado donde comimos temprano, en otro de los restaurantes que había en la primera planta.
Volvimos a comer Donburi, de tempura, y de pescado variado, con otro sake de la zona que no podía faltar. Buenísimo todo y a un precio fantástico.
Kanazawa es bien conocida por los buenos precios y productos a la hora de comer. Al parecer por lo general se habla en Japón de las ciudades de la costa del mar de Japón como buenos lugares para comer porque tienen producto de buena calidad a buen precio, así que ya tenéis una excusa más para salir de la rutina de Tokio-Kioto!! Yo volveré sin pensármelo.
Tras ponernos las botas en el restaurante, fuimos a seguir con nuestro paseo antes de coger el tren de las 17:00 de vuelta a Tokio, visitamos uno de los parques más bonitos que he visto en Japón, el parque "Kenroku" (兼六園) era uno de mis motivos principales para visitar Kanazawa, y no me extraña que goce de tan buena fama. Este jardín del siglo XVII merece una visita obligada junto con el castillo que está justo al lado (de hecho el jardín se hizo para formar parte del castillo).
Creo que el jardín merece ser visitado en cualquier época, ya que, si estaba bonito en diciembre, puedo imaginar que en primavera será espectacular.
Quizá os hayáis preguntado por qué le ponen esa especie de guías con cuerdas.
Yo me pregunté lo mismo en mi anterior viaje a Japón, cuando lo vi por primera vez en Nagano.
Al principio pensaba que era para guiar las ramas de los árboles, pero cuanto más lo observaba menos sentido le veía.
El motivo es que en las ciudades donde nieva a menudo, colocan esta especie de estructura para sujetar las ramas y evitar que se rompan con el peso de la nieve. No es genial!?
Dentro del castillo mostraban una pequeña exposición de arquitectura de la época. Fue bastante interesante observar de primera mano qué tipo de sistemas empleaban usando exclusivamente madera.
Tras salir del castillo, tuvimos tiempo de tomarnos algo para merendar, y coger el tren para Tokio, poniendo el broche a un fin de semana fantástico en Kanazawa.
Esa semana última que pasamos juntos fue bastante intensa.
Fuimos al acuario de Osaka Tsumugui, Mayu y yo.
El acuario de Osaka es ultratocho, y creo que será de los pocos acuarios en el mundo donde podrás ver un tiburón ballena en directo. Después Mayu nos invitó a cenar en su casa con su familia, donde volví a ver a su madre y sus hermanas, hicimos takoyakis y echamos un rato buenísimo.Uno de esos días, Tsumugui reservó por sorpresa un paseo en kimono por Kioto. Era la primera vez que me vestía con hakama y todas las parafernalias, pero reconozco que me lo pasé genial.
Cuando llegamos a la tienda de alquiler de kimonos, primero, escogimos las combinaciones, había muchísimas opciones diferentes (especialmente para las mujeres).
Una vez elegidas las prendas, tenías que pasar al cambiador, donde una persona te ayudaba a vestirte. Era el único extranjero en la tienda, la mayoría eran parejas jóvenes japonesas. La señora que me ayudó a vestirme, estuvo hablando conmigo un buen rato y me dijo que el kimono me quedaba muy bien. Al acabar de vestirme, salí a la sala de espera, donde se encontraba Tsumugui esperándome. Sorprendentemente ella había terminado antes que yo, y eso que los kimonos de las mujeres son mucho más enrevesados. Al parecer, sin yo saberlo, ella se cambió en la zona de al lado mía, y estábamos separados por una cortina. Me dijo que había escuchado toda mi conversación con la señora que me ayudó, y se moría de risa pensando "éste habla con cualquiera". Pero qué le voy a decir a la señora, si es ella la que no paraba de preguntarme cosas!! le respondía entre risas.
Fuimos al pabellón de plata "Ginkakuji", os lo recomiendo, tiene unos jardines preciosos, y el jardín de piedra es increíble.
Dando un bonito paseo por el "paseo de los filósofos", aprovechamos para ir a comer a un restaurante que le habían recomendado a Tsumugui.
El restaurante se llama "Omen" donde la especialidad era esto que se ve, udon, y algunas cositas típicas de Kioto, como ese cacho de nigiri de jurel ultracateto (que por cierto me encantó) al parecer es la forma antigua de comer pescado "crudo" (estaba marinado) en Kioto. Según pude entender, esto es lo que existía antes del sushi que conocemos hoy día (que por cierto, es algo muy moderno).
Si os fijáis en el tubito de bambú, en efecto, es la botella de sake que me pedí, de Kioto, por supuesto, que estaba buenísimo y maridaba de maravilla con todo lo que comimos.
Curiosamente he observado que los japoneses beben sake generalmente antes de la comida, o después, algo así como nuestro vermú en España, pero que durante la comida no lo beben tanto (aunque por supuesto sí que hay mucha gente que lo hace).
A mí la verdad es que me encanta tomarlo comiendo, a ser posible a temperatura ambiente, creo que marida a la perfección con la comida tradicional japonesa, sin duda!
En esos últimos días junto a Tsumugui, también pude disfrutar de la gran oportunidad de participar en un "mochitsuki" que es la fiesta que se hace entre finales y principios de año (se hace en colegios, urbanizaciones, trabajos, etc) para elaborar el "mochi", ese dulce que me encanta, que simplemente se hace hirviendo el arroz y golpeándolo hasta crear una masa glutinosa.
Resulta que Tsumugui trabajó hace algunos años en un restaurante, y sigue manteniendo buena relación con los jefes. Éstos, organizaron un mochitsuki en la parte trasera del restaurante para que los niños (y los mayores) disfrutaran en familia y amigos de la tradición del mochitsuki. Invitaron a Tsumugui, y ella les preguntó si yo podía asistir. Ellos aceptaron encantados, y la verdad es que nos lo pasamos en grande. Empezamos a las 8 de la mañana cociendo el arroz, y me vieron pinta de tío de campo, así que me dijeron que si les echaba una mano a golpear la masa con las mazas de madera.
Hay vídeos que aún no tengo en mi poder, pero me lo pasé genial, e incluso hicimos una "mini-competición" para ver quién lo hacía mejor, y todos estaban con la coña de que "el guiri" era el que mejor lo hacía..(les dije que me gusta el trabajo físico y se reían).
En total elaboramos unas 8 o 9 masas con las que hicimos todo tipo de comidas.
kinakomochi, el kinako es harina de soja tostada, tiene un sabor muy peculiar, a mí me encanta.
Hicimos oshiruko con mochi (sopa de judía azuki) pero se me olvidó sacarle foto, y también hicimos esta especie de sopa de verduras con mochi, cuyo nombre he olvidado..
Uno de mis favoritos, el ichigo daifukumochi (=mochi relleno de anko y fresa)
Me encanta!!! y nos salió buenísimo.
Al terminar el día, empaquetamos toda la comida y la repartimos entre todos.
No he comido tanto mochi en mi vida (bueno, eso es evidente teniendo en cuenta que sólo he estado 4 meses de mi vida en Japón..), no sé cuántos me comí en esos días..
Una experiencia inolvidable. Además, después de acabar el trabajo, me puse a jugar con las niñas a "las casitas" y me reí muchísimo.
El 31 de diciembre por la noche preparé un racimo de uvas para comerlas con las campanadas.
Nos pegamos una cena tremenda, y comimos "soba" (=fideos de trigo sarraceno) puesto que en Japón se dice que simboliza la larga vida (ya que son fideos muy largos). Y a la hora de las campanadas, me sorprendió que aquí el cambio de año fuera algo tan "poco importante". Acostumbrado al "pifostio"que liamos en el resto del mundo, no me esperaba que simplemente a las 0:15 dijeran: "vamos a dormir".
¿¿Qué?? en España la noche EMPIEZA a partir de las 0:00 y eso que yo no soy precisamente muy fiestero, pero qué menos!
Mi sorpresa fue cuando me dijo mi suegra: "No Fran, hoy tenemos que dormir temprano, porque mañana vamos a madrugar para ver el amanecer desde la montaña". La verdad es que no pensé que estuviese de coña, porque mi suegra no es de gastar bromas de este tipo, así que asintiendo semisorprendido, nos fuimos pa la cama, y efectivamente, a las 6 ya estábamos despiertos caminando a la montaña más cercana a casa, mientras atravesábamos el bosque de bambú y conforme íbamos ascendiendo, empezábamos a toparnos con gente que iba a lo mismo que nosotros.
Esto en España claramente lo haría todo el mundo borracho, y sin dormir ni nada, pero claro, estamos en Japón, aquí la peña se acostaba temprano para madrugar y ver el primer amanecer del año, que he de decir que fue una experiencia increíble, ya que en España no existe el día 1 de enero, todo el mundo se despierta ya casi directamente el 2, sí o no?
En el camino de vuelta a casa, no paraba de escuchar como hablaban entusiasmadas las tres sobre el "osechi", pero yo a mi rollo sin hacer mucho caso, no pregunté ni qué era el osechi, ni leches, por no interrumpirlas.
Ni falta que me hizo, puesto que cuando llegamos a casa, yo me moría de hambre (salimos sin desayunar) y me dispuse a prepararme algo de desayunar, cuando me dijo mi suegra: "Fran!! que hoy vamos a comer osechi para desayunar"
ÉSTO ES OSECHI (お節) es la comida típica de año nuevo, y cada cosita simboliza algún aspecto importante de la vida. Comí algunas cosillas, pero reconozco que el osechi pudo conmigo, a las 8 de la mañana esto no es lo que más me apetecía comer, demasiado Japón tradicional para mí tras dormir 4 horas y pico y subir una montaña. Me comí todo lo que pude sin rechistar por cumplir. Y di la talla.
El problema fue que sobró osechi para comer (incluso para cenar), y dijeron de no hacer comida porque había suficiente para los tres. Aquí ya no tuve más remedio que "pedir clemencia" y decirle a mi suegra que me apetecía otra cosilla diferente. Se hartó de reír y me pidió disculpas, que evidentemente tenían que ser más mías que suyas. Finalmente salí bien parado, y comí un popurrí de cosas y mochis de postre, cómo no!
Tras unos últimos días geniales, visitando el barrio donde Tsumugui se crió en Osaka y reviviendo sus recuerdos de niñez, llegó la hora de la despedida con Tsumugui, ella se marchaba para Tokio el 4 por la noche, y yo el 7 por la mañana cogía el avión para España.
Cómo no, una vez más, llegó ese momento que parecía que no iba a llegar hasta que llega.
Pero la verdad, es que tras despedirnos en la estación de tren y mientras veía como se alejaba el tren poco a poco con los ojos encharcados, en mi interior surgió una fuerza/motivación tremenda para planear el próximo encuentro, que si todo iba bien sería seis meses después. Pegué un carrerón para descargar adrenalina de camino a casa, y deseé viajar en el tiempo 6 meses más tarde.
Los días 5 y 6 los pasé haciendo de todo, lo primero, las maletas, que fue todo un puzzle.
Fui una última vez a jugar al fútbol a ShinOsaka, y aproveché antes para ir al centro a comprar algunos regalillos.
En el barrio de Shinsekai (centro de Osaka) pude ver esta iglesia cristiana tan curiosa. Es la primera vez que leo "iglesia cristiana" en un letrero luminoso.
También me pasé por un "Don Quijote" una cadena de tiendas distribuidas por todo Japón que venden de todo, con el objetivo de encontrar algún regalillo estúpido, pero sin dejarme un pastón.
Finalmente me fui sin comprar nada allí, aunque en algunos puestecillos cerca de la torre "Tsutenkaku" sí encontré algunas cosas que me gustaron.
El último día por la tarde fui con mi suegra a dar un bonito paseo en bici. Llegamos hasta la montaña-parque donde se encuentra el santuario sintoísta "Iwashimizu Hachimangu", en lo alto de una montaña que siempre veía desde casa y siempre tenía ganas de visitar. Japón me dijo adiós mediante un tiempo fantástico y fuimos charlando sobre muchas cosas, como siempre.
Coincidió que había una ceremonia sintoísta relacionada con la quema de una flecha que entregabas a los monjes para acabar un año y empezar "limpio" el siguiente.
De camino a casa, le dije a mi suegra que siguiese ella, que iba a darme una vuelta y a hacer un poco el capullo por mi cuenta antes de que se me hiciera de noche.
Así que seguí la rivera del río, y desde lejos empecé a ver un numeroso grupo de personas con lo que parecían "telescopios" y poco después descubrí que eran camarones con unos cachos de zoom ultrapotentes.
Quizá no se aprecie, pero conté más de 50 personas.
Me pregunté lo mismo que vosotros, qué estarán fotografiando tan entusiasmados??
Las cámaras sonaban como metralletas.
La respuesta es que había un par de aves rapaces sobrevolando la rivera.
Y ya está.
Llegué al supermercado, me compré un par de cosillas para llevarme a España y comerlas entre familia y amigos, y volví a casa justo al anochecer.
Todo fue bien hasta llegar a Helsinki, donde tardamos unos 40 minutos en bajar del avión porque la pista estaba congelada. Esto hizo que me acojonase un poco, puesto que mi siguiente avión tenía que cogerlo una hora y media después.
Afortunadamente el siguiente avión también se retrasó por la misma razón, y simplemente hubo un último problema antes de despegar. Cuando el avión empezó a coger velocidad en la recta final para tomar aire, de repente, se frenó, y llegó incluso a pararse, en ese momento el piloto anunció que el vuelo tenía que retrasarse debido a una pequeña avería. Esto hizo que el chaval que se sentaba a mi lado, un finlandés de unos 30 y pico años con clara fobia a los aviones, se metiera la cabeza entre las rodillas mientras se iba poniendo coloradísimo casi a punto de explotar.
Yo me inquieté un poco aunque tampoco me alteré demasiado, eso sí, tenía ganas de llegar a casa, un señor español se levantó de su asiento para preguntarme:
"perdona, eres español?"
-"hola, sí, dígame"
"Verás..es que mi mujer y yo no entendemos ni papa de inglés, y no sabemos qué es lo que ha pasado."
-"Ah, pues no se preocupe, al parecer ha habido una pequeña avería, pero dicen que lo solucionarán enseguida"
"muchas gracias!"
Fue un momento muy gracioso, esto me hizo pensar que tengo cara de español, aunque a mí muchas veces en la costa me han hablado en inglés pensando que era guiri.
Tardaron como 20 minutos en reparar la avería, luego antes de ponernos en marcha, rociaron un líquido que supuse que sería anticongelante sobre las alas, y arrancamos a volar enseguida.
Llegué al aeropuerto de Málaga sin ningún problema más, y hasta el día de hoy.
Muchas gracias a todo el mundo por haber seguido mis aventurillas de nuevo por aquí, sois muchos los que me habéis comentado cosas en persona y me habéis alegrado el día.
Este año quizá escriba algo más en verano, porque estoy preparando otra aventurilla...os mantendré al tanto.
Un abrazo fuerte a todo el mundo!!!