Cómo va eso poraí? Esta semana ha sido increíble.
Voy a tratar de continuar la historia por donde la dejé para no olvidarme nada. Aviso antes de que empieces a leer, que esta entrada es especialmente larga.
El martes 29 de noviembre volví a Kioto a casa de mi suegra, esa semana fui con ella a dar varios paseos en bicicleta. Resulta que se nos rompió la cadena de la bici, y en la urbanización donde viven hay un servicio gratuito de alquiler de bicicletas durante las primeras 24 horas, es genial, ya me gustaría a mí ver este tipo de cosas en España!!
El templo 光明寺 "komyoji" está en una ciudad llamada Nagaokakyo, en Kioto, muy cerca de donde vive mi suegra. Además de ser precioso en otoño, al no ser muy conocido y estar mas alejado del centro, pudimos disfrutar nuestra visita con bastante tranquilidad.
A la derecha pone: "no tocar por favor, son de verdad".
Me acordé de ciertas compañeras de la uni al ver esta pedazo de orquídea megatocha.
Lo pasamos genial, mi suegra y yo siempre nos pegamos unos tutes tremendos cuando salimos poraí. A los dos nos encanta pasear, ver templos, y la botánica. Además yo me dirijo a ella como si fuera mi madre en japonés お母さん"okaasan", y tenemos la coña (y no tan coña) de que ella es mi madre japonesa. Estando en España nos escribimos una carta cada mes, y siempre me cuenta unas retailas impresionantes. Tengo una suegra genial.
Sigo con la historia porque se me va la olla.
El viernes 2 de diciembre volví a Tokio para ver a Tsumugui de nuevo, y quedé para comer con Arturo, un buen amigo de Málaga que está currando duro en Japón, y seguro que va a conseguir todo lo que se proponga porque otra cosa no sé, pero tiene unos cojones..que no le caben en el escroto. Es la perseverancia en persona, el tío aprendió japonés sin ir a la escuela ni hostias, y creedme que no solo lo habla de puta madre (infinitamente mejor que yo, aunque no sea precisamente la mejor referencia..^^U) sino que el cabrón es que tiene acento japonés, es la leche.
Quedé con Arturo pa comer por Shinjuku, uno de los barrios más famosos de Tokio, ya que mi hotel se encontraba en un lugar muy conocido llamado..
歌舞伎町 "kabukicho"...la verdad es que no sé muy bien como definir este lugar, pero digamos que era algo..que se sale de lo normal. Es claramente el barrio rojo de Tokio.
Al llegar a la estación de Shinjuku, la cagué y salí por la salida sur en lugar de la salida este y tardé mucho más de lo esperado en llegar al hotel para dejar el equipaje antes de verme con Arturo. La estación de Shinjuku es grande de cojones, no recuerdo cuantas salidas diferentes me dijo Arturo que había...así que, como buen español, llegué tarde a mi cita con otro español.
Honestamente creo que tampoco había que ser muy torpe para equivocarse, y más, cuando todo está tan petao de gente, que casi te arrastra la marea.
No dudamos mucho en hacernos una foto con Ryucheru, ambos somos muy fans
Lo pasamos muy bien hablando en nuestra lengua materna durante toda la tarde, creo que ambos nos percatamos al rato de la falta que nos hacía ver a un ser humano que hablase nuestro mismo idioma, y más, en andaluz malagueño-antequerano, por no mencionar el alivio de saber que no hay diferencias culturales, y que por tanto puedes desatarte todo lo que quieras, y más.
Tras despedirnos y presentarle a mi shinita guapa, que la pobre venía de trabajar derrotada, como siempre, nos fuimos ella y yo a cenar algo rápido por ahí antes de irnos a la cama. Y fuimos a cenar a un Izakaya, que es algo así como un "bar de tapas japonés" por tratar de definirlo de alguna manera. Cenamos bastante bien a un precio razonable, y al día siguiente empezamos otra aventura.
Fuimos al Planetarium de Konica Minolta en Ikebukuro, y lo pasamos genial, además la sesión tenía un precio medio razonable, 1300¥ mas o menos 11€, salimos muy contentos y fuimos a una cita especial que teníamos en Ginza.
Éste es el vídeo promocional del espectáculo que vimos (aunque no se ve nada, claro)
Resulta que mi suegra, hace unos meses, en una de esas cartas que os he mencionado, me explicó que el marido de la hermana pequeña de la mujer de su hermano menor (seguramente os hayáis perdido un poco) quería conocerme, porque trabaja como consultor internacional independiente tras haber estado trabajando muchos años para una 商社 "shosha" (empresa dedicada principalmente al comercio internacional) muy importante en Japón.
Así que mi suegra pensó que si lo conocía, podría contarme algunas cosas interesantes sobre el mundillo, por mera curiosidad, y quién sabe si podría tratarse de una información importante. Yo acepté sin pensármelo mucho, y quedamos ese sábado 3 de diciembre. Pero hubo un pequeño error de comunicación entre mi suegra, la mujer del hermano menor, y el marido de la hermana menor de la mujer de su hermano menor (qué cosas, verdad?).
Al parecer, el tipo, que es un fiera de los negocios sediento de oportunidades para hacer "bisness", malinterpretó mis intenciones, pensando que buscaba su asesoramiento para vender mi vino en el mercado japonés.
Mi suegra, que estaba realmente preocupada por el malentendido, y sintiéndose culpable por ello, me estuvo dando varios consejos sobre como "sobrevivir a la cita" días antes, ya que se pensaba que me iba a meter en un apuro tremendo.
Yo, harto de ver como la pobre, por tratar de ser buena persona y hacerme el favor (aunque yo no se lo pedí) de presentarme al pamplinas éste para aprender, estaba sufriendo tanto, le dije " tranquila, que el tipo este será mu listo y mu avispao, pero que yo tampoco me acabo de caer de la parra" (pero en japonés, ya me entendéis..).
Así que allí estábamos Tsumugui y yo, en una cafetería en Ginza esperando al puma y su mujer, que venían juntos, comentando la jugada estratégica antes de comenzar el partido. Tsumugui ya tenía planteados incluso los sitios donde teníamos que sentarnos cada uno por protocolo.
Atención: la persona de mayor estatus, lo más alejada de la salida posible, y la persona de menor estatus, lo más cercana posible a la puerta, la razón es sencilla, si hay que avisar al camarero o hacer cualquier cosa, la persona de menor estatus es la encargada, y por lo tanto debe sentarse lo más próxima posible a la entrada. He de decir que a mí el protocolo nunca me ha hecho gracia, ni el japonés, ni el español, ni ninguno. En ocasiones reconozco que resulta útil, pero la mayoría de veces me parece algo que trae más inconvenientes que ventajas.
Cuando llegaron, los recibimos con saludos medio formales, sin pasarnos. Era una situación extraña porque Tsumugui no los conocía en persona, yo tampoco, y tenían unos 30 y pocos años con lo cual tampoco es que tuviésemos que ser super formales y protocolarios, pero a su vez estaban allí para "hacerme el favor" así que teníamos que mostrar nuestro agradecimiento y respeto.
Yo estaba algo nerviosillo, y no por mí, sino por la familia de Tsumugui, no quería que por culpa de un ñordo de malentendido como ése, hubiera algún mal rollo por mi culpa en su familia. Así que le paré los pies lo mejor que pude al "puma japonés de los negocios", haciéndome el tonto sin que se me notara mucho, porque el tío venía preparado para diseñar un plan de marketing allí conmigo (lo digo en serio).
Empezamos en japonés, la conversación transcurrió con normalidad hasta que él iba tratando de cerrar el cerco, y yo tratando de abrirlo, con lo cual empezó a hablarme en inglés de negocios, yo me hice el "estudiante despistado que tiene que revisar sus apuntes porque no se acuerda bien de esa lección", y finalmente con toda la suavidad que pude, le traté de explicar que yo solo pretendía hacer un "tanteo" de como estaba el panorama japonés. Con lo cual, imagino, que tras pensar que yo era un carajaula (y no le faltaba razón) no le quedó más remedio que relajarse y abandonar su empeño de hacer negocios conmigo por lo pronto.
Cuando los esfínteres se relajaron lo suficiente, tras algo más de una hora y media hablando con él mientras Tsumugui y su mujer nos miraban tomando té sin decir una palabra, ya empezamos a hablar sobre temas más normales, como nos conocimos Tsumugui y yo, etc. Finalmente supongo que le caí mediobien, o quizá estaba tratando de no quedar mal por si acaso, y nos invitó a un bar español de un colega suyo por la zona.
Llegamos al bar, que era una barra con unas 8 banquetas altas, donde solo se encontraba el dueño abrillantando copas que ya estaban muy abrillantadas tras la barra. El bar no estaba mal, era pequeño pero acogedor. El dueño resultó ser un tokiota amante de la gastronomía y en especial de los vinos españoles, con lo cual estuvimos hablando largo y tendido allí, echamos un buen rato, y finalmente todo terminó de la mejor manera posible.
Tsumugui y yo nos despedimos dos horas después en la boca del metro, y nos fuimos a dar un paseo y a cenar poraí, riéndonos por el camino de nuestra airosa victoria, cenamos finalmente en una cafetería llamada Tsumugi, ya que al verla, no pude aguantarme a entrar allí.
Cenamos ligero y temprano, porque ese sábado noche a las 0:15 nos esperaba un evento importante que Tsumugui no se quería perder...
エルクラシコ = ERU KURÁSHIKO = El clásico
Al llegar el camarero nos preguntó si teníamos reserva, perdón? Reserva en un bar de copas para ver un partido de fútbol?? NO, había una pareja de extranjeros de unos treintaypocos años a nuestro lado.
Ellos dos y yo éramos los únicos extranjeros del bar.
Tsumugui me preguntó: "de dónde crees que son?" ...- a saber le respondí.
Él tenía un acento que no llegué a reconocer, pero el de ella me resultaba familiar aunque imposible de situar en el mapa. Al cabo de diez minutos, el hombre fue al baño, y ella se giró y me dijo: "tú... irás con el barça a muerte, no?" yo le respondí.."pues la verdad es que me la trae un poco floja quien gane, solo quiero ver un buen partido, aunque mi novia sí que va a tope con el barça" y se partía de risa.
Estaba muy enfadada porque no sabía que era necesario reservar, y llegó una hora antes del partido, pero viendo que el bar estaba vacío, se fue a dar un paseo, y cuando volvió ya estaba todo reservado, así que solo podíamos quedarnos de pie en una esquina. A quién se le ocurre??!! Me decía super indignada.
Al parecer estaba bastante borracha, era de Lleida, y estaba viajando por Japón sola durante una semana de vacaciones que le habían dado en su trabajo en Dinamarca, donde vive con su novio. El tio con el que venía, lo acababa de conocer una hora antes en el ロボットレストラン (restaurante de los robots) de Kabukicho.
Este es el Robot Restaurant de Kabukicho, hay muchos vídeos en internet.
Quiero entrar, pero a la vez no, supongo que me entendéis.
Me hizo especial gracia la situación, y pasamos un buen rato juntos.
Le expliqué a Tsumugui, que debido a nuestra forma de ser (de los españoles, o quizá de los latinos mas bien) la probabilidad de que ocurra algo así es bastante alta, lo que no quiere decir que no vaya a ocurrir con gente de otro país, obviamente.
Pero pienso que es un ejemplo bastante representativo, y aunque en este caso,ella estaba bastante borracha, es bueno que haya gente extrovertida (siempre que no nos colemos) especialmente en un país como Japón, hace falta esto, mucha falta.
Terminó el partido, que por cierto no me gustó mucho salvo el final, y tras despedirnos, fuimos directos a dormir, esquivando borrachos, putos, y todo lo que se os pase por la cabeza.
Kabukicho por la mañana huele igual que la feria de agosto al amanecer
Al día siguiente, domingo, fuimos al museo de estudios Ghibli, en Mitaka, ya que Tsumugui había comprado unas entradas para ir juntos, y la verdad es que estuvo genial, merece la pena si os molan las películas, y si vais con los pequeñajos, lo fliparán seguro.
Tras salir del museo y dar un bonito paseo nocturno por el parque que lo rodea, fuimos a pasear y buscar un sitio para cenar temprano al RoppongiHills, un complejo ultratocho de centros comerciales que abrumaría a cualquiera (y más a un tío de Antequera, que lo más parecido que tenemos es el centro comercial La Verónica..).
Estaba todo ultrarequetedecorado con luces navideñas en cada metro cuadrado de la manzana. A los japoneses les encantan las cosas キラキラ "kirakira" que relucen/brillan, como es el caso de los decorados navideños. A mí me gustan también, pero a veces son unos decorados tan saturados de luces que no paro de pensar insconcientemente en la cantidad de energía que se está malgastando solo para decir "que viene la navidad" casi un mes antes de que llegue la navidad, esto también ocurre en España, por supuesto, solo que no estoy acostumbrado a verlo en una ciudad tan tocha como Tokio.
Acabamos cenando en un restaurante fusión mediterráneo-japonés a un precio razonable y con unas tapitas muy curiosas y ricas. Después nos compramos unos takoyakis y fuimos a descansar al hotel, porque a la mañana siguiente Tsumugui tenía que irse temprano a trabajar.
Me despedí de Tsumugui por la mañana, y me fui directo para Kyoto, ya que era lunes 5 de diciembre, y al día siguiente tenía que estar en Takizawa, un pueblecito al norte de Morioka, Prefectura de Iwate, para empezar el voluntariado que duraría una semana.
A la mañana siguiente, tras una tarde-noche preparando la maleta, cogí el tren en Kioto para Tokio, y acto seguido el siguiente tren para Morioka, donde habíamos quedado algunos voluntarios internacionales en vernos antes de coger el último tren para llegar a nuestro destino, donde nos esperaba un minibus que nos llevaría finalmente al campamento.
Este es el recorrido que hice el martes 6 antes de llegar al campamento
Al llegar, disponía de tan solo 9 minutos para bajarme del tren, comprar el siguiente billete de un tren regional, y correr pata no perderlo, pues de ser así, habría que esperar una hora para el siguiente tren, y por tanto llegaría tarde al autobús del campamento. Como era de esperar, eso fue lo que pasó, aunque he de decir que no fue culpa mía. Cuando llegué a Morioka, allí estaban algunos de los voluntarios esperándome, pero una chica del grupo se había perdido aparentemente, y no teníamos manera de contactar con ella, con lo cual nos quedamos esperándola y perdimos el tren. Curiosamente contactamos con la organización, y nos dijeron que la chica ya estaba allí, así que nos había tangado, y nos quedamos con cara de culo.
Llegamos casi una hora tarde al campamento, pero con esa excusa, no hubo problema.
Éramos un grupo curioso:
-2 universitarios mejicanos
-1 chica universitaria de Singapur
-1 chico de Macao
-1 chica de Vietnam
-1 señor americano que lleva 13 años viviendo en Japón
-6 japoneses (3 universitarios y 3 chicas trabajadoras)
-yo
Nada mas llegar, tuvimos una reunión en la que nos presentamos, y hablamos sobre la programación semanal. Me llevé una sorpresa (y no fui el único) cuando nos dijeron que de los siete días, tan solo un día y medio estaríamos con los niños.
Llegarían el sábado al mediodía y se irían el domingo por la tarde.
Pensé que era una barbaridad, ya que en la programación semanal, el horario estaba repleto de horas muertas, pero con la mala suerte de que no era el tiempo suficiente como para poder aprovecharlas por ejemplo para salir a dar un paseo. Ya que el campamento estaba lejos del pueblo, y además anochece a las 16:30 aproximadamente, y hace un frío de tres pares de cojones, de hecho nevó casi todos los días, aunque la nieve no llegaba a acumularse demasiado, tan solo unos pocos centímetros y la mayoría de los días se derretía.
Con lo cual pensé que la semana iba a ser algo jodida, todos los días teníamos que levantarnos a las 6:30, desayunar a las 7:30, almorzar a las 12:00 y cenar a las 18:00 para bañarnos a las 19:00 y luego dormirnos a las 22:00.
Algunos días teníamos actividades mas o menos interesantes, pero lo de las horas muertas no me hizo mucha gracia, yo iba dispuesto a picar piedras si hacía falta, y me sentí como un cerdo de granja paseandome entre comida y comida.
Afortunadamente todos los voluntarios eran una gente genial, y mas o menos nos las apañamos para pasarlo bien.
Estuvimos planteando todas las actividades que íbamos a hacer con los niños, patinaje sobre hielo, concierto navideño, juegos internacionales, etc.
Lo di todo en el karaoke
TODO
También tuve suerte jugando a los bolos
El monte Iwate, la montaña más alta del norte de Japón, nos saludaba cada día
Pasamos un día libre en Morioka genial
Por fin llegó el sábado, y fuimos en el bus hasta unas instalaciones junto a la pista de hielo, donde esperaríamos a los niños, que en total serían más de 100 de entre 11 y 15 años.
Mi grupo estaba formado por una estudiante universitaria, una señora de cuarenta años y yo, que teníamos que hacernos cargo de 5 niños y 4 niñas todos de 12 años.
No puedo poner fotos porque teníamos prohibido sacarnos fotos con los niños por la ley de protección de menores. Desde la organización nos enviarán algunas, espero que haya alguna en la que salga con mis chiquitejos, porque sino me va a joder mucho..
Desde la organización nos repitieron varias veces que tuviésemos mucho cuidado, pues al parecer los niños del norte de Japón son especialmente tímidos, y más siendo nosotros voluntarios extranjeros, que no sacásemos ningún tema crispante tipo los problemas que han tenido en sus pueblos, y que siempre tuviésemos mucha cautela al dirigirnos a ellos.
Mientras esperábamos la llegada de los chiquitejos, yo me sentí algo inseguro, pensando que quizá no les iba a caer bien, o no iba a ser capaz de comunicarme con ellos con la suficiente claridad como para ganarme su confianza y que se lo pasaran bien conmigo. Siendo sincero, generalmente suelo ganarme rápidamente la confianza de las personas, ya que suelo ocultar pocas cosas y disfruto conociendo gente nueva, y me gustan mucho los niños, precisamente por eso estaba algo preocupado.
Entonces llegó el primero, un renacuajo de 12 años, con la mochila mas grande que él. Lo acompañé a soltar su equipaje, y observando que tenía zapatillas de fútbol, le dije que si le gustaba jugar, y que yo venía de España, donde el fútbol es el deporte número uno. Aparentemente le fui cayendo bien, y poco a poco fue soltándose. El resto del grupo venía en un autobús diferente, que se retrasó como una hora, con lo cual traté de quitarle importancia, puesto que el resto de grupos ya estaban todos casi completos, y pude ver como él estaba preocupado por ello.
Y entonces llegó el resto casi al mismo tiempo, prácticamente no me dio tiempo a presentarme uno por uno, así que cuando nos sentamos en la mesa, ya hicimos las presentaciones correspondientes, y comimos juntos.
Al principio ellos se comportaban como si yo no existiera, pensé que esto era normal, y que de hecho, era algo bueno, puesto que ellos eran los protagonistas, y lo que yo tenía que conseguir era que se lo pasaran bien, y ya está.
Terminamos de comer y fuimos a la pista de patinaje sobre hielo, allí nos esperaba nuestra monitora, una japonesa enorme de 76 años mas siesa imposible, parecía sacada de la peli de Matilda. La tía hablaba de tal forma que acojonaba a cualquiera y evidentemente a los niños no se los ganó, estaba claro. Casi me daba miedo a mí, no me quiero imaginar a ellos.
Ayudé a los chiquitejos con las tallas de las botas, y a atárselas bien para que la abuela con mala pipa no les regañase, con lo cual gané muchos puntos.
En la pista ya hubo un niño que quiso cambiarse de grupo porque no quería seguir con esa monitora porque estaba muy asustado. Poco a poco la abuela se percató del asunto, y relajó un poco el ojete, con lo cual los niños empezaron incluso a patinar mejor al dejar de estar tan tensos.
Finalmente echamos un buen rato, y tras salir de la pista, ya me había ganado la confianza de medio grupo. Creo que es porque yo todavía me siento como un niño, la verdad.
En el bus de vuelta, fui bromeando con ellos en el gallinero (parte trasera del bus) y tratando de evitar que las niñas no se pelearan con los niños. Al llegar al campamento, nos separamos en dos grupos, yo tenía que encargarme de los 5 niños (ducharnos, dormir juntos, etc) y mis dos compañeras de las 4 niñas. Con lo cual estaba un poco acojonado por si se darían conmigo.
Pero qué va! La cosa no pudo ir mejor, conecté tan rápido con esos mocosos, que por la noche ya parecíamos una pequeña familia. La frase más famosa del campamento sin duda fue: "お前死にてぇのか?" que viene a significar: "acaso quieres morir, desgraciado?" dicha con acento de yakuza (mafioso japonés), por supuesto.
Esta frase me vino a la cabeza porque este año me vi la serie de imagen real, spin-off del manga llamado "Great Teacher Onizuka" que es genial y se lo recomiendo a todo el mundo. Donde el profesor, que es un pandillero cazurro, se gana a sus alumnos por ir de frente aunque con unas formas muy violentas. Mis chavales se rieron tanto con esa frase, que nos tiramos horas jugando juntos, quién me lo iba a decir, me costó que se quedaran dormidos porque no querían que acabase el día, de hecho me propusieron que nos quedásemos "toda la noche" contando historias de miedo, a lo que les dije que hasta que el cuerpo aguante, y efectivamente un par de horas después, los pobres estaban que se caían (quizá yo el que más). Así que pa la cama que mañana sería otro día.
Al día siguiente, tras despertarnos y lavarnos los dientes, fueron super obedientes y doblaron las mantas y sábanas tal y como había que hacerlo sin que yo les dijese nada, luego estuvimos desayunando juntos y después nos fuimos a jugar a los juegos internacionales.
Los niños podían elegir entre tres grupos de actividades diferentes de las cuales solo podrían elegir dos actividades. Mis niños eligieron "hacer velas" y mis niñas eligieron juegos internacionales en español (donde estaba yo). Me sentí un poco triste porque ellos no eligieran juegos internacionales, aunque tampoco les dije que yo estaría allí porque quería que eligiesen sin ninguna presión y con plena libertad. Finalmente al enterarse mediante alguien de que yo estaba en los juegos internacionales, salieron corriendo de la segunda actividad para empezar tarde los juegos conmigo, me dieron una buena sorpresa los jodíos.
Los juegos fueron todos un éxito, jugamos al clásico "pañuelo" en versión trilingüe, con lo cual el número lo podía decir en español, japonés o inglés, lo cual fue una risa, porque les enseñamos a contar del 1 al 10 en español en dos minutos, y lo aprendieron!!
Y el otro juego fue la "papa caliente" , juego mejicano que consiste en pasarse una pelota mientras se canta:"pásala pásala" hasta que alguien con los ojos tapados grita: "papa caliente!!" y el que tenga la pelota en ese momento queda eliminado.
Luego fuimos a comer, y después teníamos que dejar las habitaciones recogidas, llevar el equipaje de todos a la entrada, y reunirnos en el gimnasio, donde nos despediríamos.
En el gimnasio, un niño representante de cada grupo, tenía que ser elegido para que le pasaran el micrófono y dijese unas palabras sobre el campamento. Minutos antes mis niños querían decir la famosa frase "acaso quieres morir, desgraciado??" a lo que yo les dije que si querían decirla, que muy bien, pero que yo no lo haría jajajajaja.
Finalmente el chico que habló se puso bastante nerviosete (normal, allí habría como 150 personas escuchando en silencio), dijo que se lo había pasado genial, y que en gran parte era gracias a Fran, su monitor, que lo había amenazado de muerte varias veces. Su frase causó muchas risas por todo el gimnasio, y a mí me llegó al corazón.
Nos hicimos una foto grupal, y todos mis niños querían que les firmase en sus tarjetas una dedicatoria con mi nombre, así que lo hice, seguido de la famosa frase, que no se esperaban porque pensaban que yo no sabía escribir en japonés.
Ellos me firmaron una tarjeta con dedicatorias tipo:"Fran, no quebrantes la constitución japonesa!!" mientras se morían de risa. Entonces empezamos a formar las filas para que se subiesen al autobús. En ese momento me empecé a dar cuenta del "grave error" que había cometido, cogerles cariño.
Empecé a notar como se me retorcía el corazón, y no quería que lo último que viesen en mí fuera una cara triste, así que no paré de decirles tonterías mientras se me escapaba alguna lágrima.
Entonces, cuando estaban a punto de salir por la puerta, me dijeron: "Fran, tú eres rápido??" y les dije:"pues claro, puedo correr muyyyy rápido!" y me gritaron: "pues entonces tienes que correr ahora detrás del autobús, vale!!?? Porfa!!!"
No entendí muy bien lo que querían decir, pero les dije "por supuesto!!"
Cuando salí a ver como se subían al bus, allí había un grupo de monitores calentando articulaciones, les pregunté para qué, y me dijeron que para correr detrás del autobús. Me pareció algo muy artificial, pero ya había hecho una promesa, así que me até lo mejor que pude mis botas de montaña chiruka, con las que se corre jodidamente mal, y los niños abrieron la ventana del autobús mientras este se ponía en marcha.
No sé cuánto tiempo corrí detrás del bus, solo sé que me quedé solo, y que ellos gritaban: "eres el más rápido!!!! Muchas gracias!!!!" y yo les grité: "desgraciados!!!! Convertíos en personas felices!!!!".
Así que al final, lo que vieron no fue una cara triste en mí, sino un idiota corriendo mientras lloraba detrás de un autobús por una carretera de montaña medionevada.
No olvidaré a esos niños, aunque ellos quizá si me olviden a mí, quién sabe.
En realidad eso no me importa tanto, lo que más me importa, es lo que dije varias horas después, cuando fui elegido por mi grupo para ser el portavoz a la hora de hablar y hacer un balance del campamento delante del resto en lo que los japoneses llaman 反省会 " hanseikai" que es una reunión para reflexionar y hablar sobre algo.
Cuando me tocó mi turno, tenía claro lo que iba a decir, aunque no había elegido bien las palabras, pero estaba seguro de que lo iba a hacer en japonés y no en inglés. "Ha sido mi primera vez en un campamento como monitor, pero quiero agradecer a la organización, colaboradores, y mis compañeras, que me han sacado de algún apuro, todo vuestro trabajo. Para mí, lo más importante de todo, es que cuando he corrido junto al autobús, los niños se marchaban a casa con una gran sonrisa en la cara, al verla, me he sentido profundamente emocionado, así que muchas gracias a todos."
Estas palabras las dije desde el corazón, ha sido una experiencia realmente importante para mí, y si tengo la oportunidad pienso repetir sin titubear.
Curiosamente, hablando con una persona de la organización y comentándole que no sabía si mis niños habían sido unos buenos muchachos o si yo había sido un buen monitor o no, ya que siempre estábamos liándola parda, me dijo que mi grupo había sido de los mejores, y que se palpaba una unión muy fuerte, dándome la enhorabuena, y sintiendo así una satisfacción difícil de describir. Al parecer, aunque yo no me había enterado de nada, hubo algún accidente pequeño, y algunos niños no encajaron muy bien en algunos grupos.
Por la noche, hicimos una fiesta de despedida al más puro estilo japonés. Y nos lo pasamos genial, tuve la oportunidad de probar varios sakes de la zona, que no estaban nada mal.
Gran despedida
Al día siguiente decidí ir a Hiraizumi, ciudad patrimonio de la humanidad que hace 800 años era la ciudad de referencia en el norte
, aunque ya a penas solo queden unos pocos restos, porque fue derruida.
Se apuntó conmigo Zac, el chico de Macau, y más tarde se sumaron al plan Manuel, el chico mejicano, y tres voluntarios universitarios japoneses, que vinieron solo los dos últimos días al campamento.
Lo pasamos muy bien, fue un gran plan para cerrar la semana genial norteña.
Pude probar el famoso わんこそば que son unos fideos fríos tradicionales de la zona, sí, me comí todo eso, estaban muy muy buenos! Esto me costó 1850 ¥ (al cambio actual, unos 16 €).
Zac probó un poco de soba con tempura, también tenía muy buena pinta.
Son muy típicos en esta zona los caquis secos, en muchas ventanas y balcones los tenían colgados.
Esta parada de bus improvisada me hizo especial gracia.
Los bosques de 杉 "sugi" = Criptomeria japonica, nunca dejan de sorprenderme.
El templo 中尊寺 chusonji fue uno de los mas importantes del país.
Escribí por primera vez en mi vida un 絵馬 "ema" que son estas tablillas de madera que se compran y se cuelgan en los templos sintoístas con deseos para que los kami (dioses) puedan leerlos y atenderlos.
Este me hizo gracia, reza para conseguir echarse novia.
Este dice que pide estar siempre junto a Miyu, y que en el futuro piensa casarse con ella.
Seguro que los monjes se parten el ojete leyendo estas cosas.
El pobre Matsuo Basho estaba pasando más frío que pelando nabos, vaya carita.
Zac y yo volvimos juntos a Tokio, donde nos separaríamosmpara seguir yo hasta Kioto, el resto se volvió para Morioka
Siento que haya sido una entrada tan larga, me ha costado una tarde entera escribirla jejej pero era ahora o nunca, porque hoy, además de estar muy cansado de todo el viaje de vuelta de ayer, ha hecho un día muy malo, así que he estado por casa tranquilito.
Una semana inolvidable, y ya estoy en el ecuador de mi viaje. Todavía me quedan grandes aventuras por aquí 😉
Un abrazo!!!
Ha sido muy emotivo leer esta entrada. Me ha encantado!
ResponderEliminarMuchas gracias!!
EliminarHe tratado de escribirlo tal y como lo sentía😙
Me ha encantado, ha sido muy entretenido de leer y ver, me gusta mucho Japón desde hace hace años e intento saber más de su cultura. Tu entrada me ha alegrado mucho, y he podido aprender un poquito mas hoy, muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte desde Andalucía :)
Muchas gracias a ti por tu comentario!
EliminarMe ha hecho bastante ilusión leerte.
Un abrazo fuerte desde Antequera ;)